viernes, 16 de octubre de 2009

La vegetación del páramo






Sin ánimo de defender o justificar a unos o a otros, sólo expongo algo tan evidente, que a algunos se les olvida: que la cultura no es exclusividad de algunos grupos -por muchos medios de comunicación que tengan a su favor - y que la cultura la hacemos todos.

Uno de los tópicos más fértiles e injustos- que evidencian y promocionan los medios de comunicación- es juzgar que la cultura es algo exclusivo de la izquierda, dándose consecuentemente a la derecha sólo géneros secundarios. Todo el acervo cultural español se reduce a una suerte de idea que a veces se llama “cultura de izquierda” en la que cualquier sentimiento es inmoral si no acaricia los modelos liberales del siglo XIX. Dicha cultura de izquierda presenta “verdades” que han alcanzado sin lugar a duda el status de sentido común y que van más allá de toda crítica o de verificación empírica.

Es muy cierto que la cultura es lo que queda cuando ya se ha olvidado todo. Por eso las señas de identidad de la izquierda española ya no se identifican con ninguna idea general sobre cómo debiera organizarse la sociedad, sino, simplemente, con la cultura de la izquierda.

José García Domínguez

A propósito de esto, ¿alguien alguna vez ha prestado oídos al clamor del señor Zapatero que culpa a la derecha por sus modelos, llámense económicos, políticos, ideológicos…?

Y si mal no recuerdo, ¿No fue alguien tan debidamente “imparcial” como Enrique Tierno Galván, -político, ensayista, jurista y sociólogo,- el que reiteró en 1.978 que los últimos 70 años habían sido infructíferos culturalmente hablando? El catedrático socialista no contó con que, con esas, también excluía al muy llorado Federico García Lorca; ¿Quién dijo que los caramelos eran dulces?

Siendo la cultura liberal republicana –entonces- y socialista –después-, la expresión social de España, ¿adónde van a parar las obras de los autores que no poseen el privilegio de pertenecer a cierta ideología política? Se rechazan o se les niega la posibilidad de ser leídos y usar el espacio público por unas directrices presuntamente dictadas democráticamente. Se les niega por el bien de ellos: los negadores, que niegan su valía en pos de estar a bien con el mediático dueño del poder.

Con "La Vegetación del Páramo" publicada en "La Vanguardia Española" el 19 de noviembre de 1976, Julián Marías defendió la existencia del discurso cultural español que va desde 1.940 a 1.945 y que sirvió de borrador para la imagen del “desierto literario”, atribuida a dicha época por pseudo-historiadores.

Y no sin razón, los páramos- digo yo- son lugares de belleza constante sin igual, enaltecida por muchos géneros y especies vegetales endémicas.

Está especialmente valorada también la gestión del prolífico escritor Ricardo de la Cierva, que e-rra-di-có en buena parte la falsa idea de aletargamiento cultural a base de información sustancial en un momento en el que imperaba la sin substancia. Ganó con palabras.


Generación frondosa


Camilo José Cela


Cela era ante todo un erudito cuyo perfil político-amén de todo lo que se ha escrito sobre él- era muy bajo. Murió –eso sí- sin pelos en la lengua y con cierta fama de arrogante, pero dejándonos clara evidencia de su papel como “uno de los grandes embajadores literarios de España en el mundo” y de un estilo del que participó un uso léxico–sin tacha alguna- cuya contribución a la historia de la literatura, curiosamente rodeada de la escasez de un árido desierto- es tan innegable como afirmable.


García Serrano


Al igual que Cela, pionero de la “Nueva Literatura”, eligió romper con una prosa cauta y silenciosa, poniendo sobre la mesa un estilo ofensivo que marcó estilo.


Dámaso Alonso


Referente obligado de la poesía de posguerra, fue un poeta y filólogo relevante de la generación del 27 cuya poesía una vez fue calificada de “religiosa sin confesión”. En 1.968 fue elegido presidente de la Real Academia Española de la Lengua, cargo que ostentó hasta 1981. La obra de Dámaso se nutre en buena parte de casi toda la amplitud temática filosófica contemporánea, sin caer en obsesiones Unamunianas.


Antonio Buero Vallejo


Antonio militaba en el ejército republicano y estaba afiliado al Partido Comunista, adscripción que no abandonará en ningún momento. Al finalizar la guerra, es detenido y confinado en el campo de concentración de Soneja (Castellón). Pero desobedece la orden y pasa a la clandestinidad antifranquista. Detenido de nuevo, inicia un peregrinaje de prisión en prisión, con una condena de muerte pendiente sobre su cabeza. Se le conmuta la pena y sale en libertad condicional en 1946. En 1948 Buero gana el premio de teatro Lope de Vega, del Ayuntamiento de Madrid, convocado por primera vez después de 15 años. El posibilismo, pues, como fundamento ético y estético le dio espléndidos resultados. Con mayor o menor fortuna, logró que se reconociera su obra y se respetara su pensamiento sin disidencias.


Rafael Sánchez Mazas




Volverán banderas victoriosas / al paso alegre de la paz.

Cara al Sol, himno de la Falange, de la cual era un intelectual orgánico.




Prolífico periodista y novelista, fue elegido miembro de la Real Academia Española de la Lengua. Inspirando a la novela de Javier Cercas “Soldados de Salamina” (2001) se escapó milagrosamente de ser fusilado durante su encarcelamiento republicano.


Vicente Alexandre


Elegido académico en sesión del día 30 de junio de 1949, ingresó en la Real Academia Española el 22 de enero de 1950. Ocupó el sillón de la letra O. Premio Nacional de Literatura en 1933 por La destrucción o el amor, de 1932-33, Premio Francisco Franco en 1949 y Premio de la Crítica en 1963 por En un vasto dominio, y en 1969, por Poemas de la consumación, y Premio Nobel de Literatura en 1977.


José María Pemán


Durante más de medio siglo, fue uno de los autores más populares y leídos de España; hoy, por el contrario, yace sepultado bajo una losa de silencio y olvido. ¿Por confuso? No: por claro. Entender a Pemán es muy fácil: la Cruz, la Corona y la España eterna. Pemán puso en verso (y en prosa) la visión de España asentada por Menéndez Pelayo y, después, por la escuela de Acción Española. No fue el único que transitó ese camino, pero sí supo convertirse en el más característico. Por eso hoy se ha convertido en un autor pero que muy políticamente incorrecto. Y por eso nos interesa.


Luis Rosales


Perteneciente a la denominada Generación del 36, de la que, en cierto modo, fue su cabeza visible, dejó un fecundo y brillante legado poético que, a medio camino entre la hondura del sentimiento religioso y la preocupación por el lenguaje, constituye uno de los mejores exponentes de lo que Dámaso Alonso denominó "poesía arraigada". Fue reconocido en 1982 con el prestigioso Premio Cervantes


Leopoldo Panero


...Movido levemente por el aire, es como tu sonrisa que se acaba dejando su hermosura entre los árboles...


Estudió en la Universidad en Valladolid donde brilló por su talento, experimentando con el verso libre, el dadaísmo, y el surrealismo.


En 1930, viajó a Tours, Poitiers y Cambridge para estudiar literatura francesa e inglesa.
De su obra poética se destacan: «La estancia vacía» 1944, «Versos al Guadarrama» 1945, «Escrito a cada instante» 1949 y «Canto personal» 1953. En 1960 publicó «Cándida» considerada como su obra maestra. Entre los galardones recibidos se destacan el premio Fastenrath de la Real Academia Española y El Premio Nacional de Literatura en 1949. Murió en León en 1962.


Luis Felipe Vivanco


Poeta nacido en San Lorenzo de El Escorial, en 1907. Estudió Arquitectura en la Escuela Superior de Madrid y Filosofía y Letras en la Universidad de la capital española. Formó parte de la revista Escorial y del grupo de la poesía arraigada de la posguerra.
Sus primeras incursiones poéticas mostraron una marcada influencia de Antonio Machado, transitando luego por el vanguardismo para situarse finalmente en una poesía de corte amoroso e intimista. Como ensayista, publicó en 1957 la «Introducción a la poesía española contemporánea», considerada como un importante estudio de la poesía española del siglo XX, obra premiada con el Premio Fastenrath de la Real Academia Española.


Entre los títulos más relevantes de su obra se cuentan “Cantos de primavera” 1936, Continuación de la vida” 1949, El descampado” 1957, Memoria de la Plata” 1958, Criatura desde Gredos” 1963. Obtuvo el Premio de la Crítica en 1975.




Enrique Barco Teruel precisó muy certeramente no sólo la realidad de los muchos talentos intelectuales que permanecieron en España, al terminar la guerra civil, sino también, el desencanto de la mayoría de los considerados de izquierdas (exiliados) ante los excesos marxistas del gobierno de la República. De su artículo «Hace cuarenta años: la diáspora», publicado en Diario de Barcelona en noviembre de 1979, merece la pena recordar estos párrafos:


Si nos ceñimos a la parte más vistosa, sobre todo más sonora, del doloroso fenómeno del Destierro, que la constituyen desde luego los intelectuales, diremos que es ciertísimo que se expatriaron o extrañaron hombres de alta calificación; y que en América, principalmente en México, realizaron una labor cultural fuera de serie. Pero no es exacto que emigrase toda la intelectualidad, dividida políticamente como lo estaba, aunque en ella predominase claramente la izquierda. y lo que se omite siempre, al hablar de la huida en masa de los intelectuales españoles, no obstante ser más que notorio, es que la primera emigración de hombres de cultura de aquí no se produce ante el avance de las tropas de Franco, sino a la vista de ; los excesos y orientación revolucionaria de la zona mal denominada republicana. En 1936, no en 1939, huyen de territorio gubernamental, ((rojo» o como quiera llamársele, las más destacadas figuras de la intelectualidad liberal: Ortega,. Salvador de Madariaga, Azorín, Menéndez Pidal, Marañón... Arquetípico, y de ahí la indignación que a don Manuel Azaña le producía, es el caso de Sánchez-Albornoz, liberal de izquierdas muy afecto al presidente de la República y a su partido. Fuera de la España republicana estaban también Pío Baroja y Pérez de Ayala.

No me importan ahora los que regresaron -y pronto- o los que -como Sánchez-Albornoz- no quisieron regresar. Lo que procedía recordar era eso, que si bien ninguno de ellos era franquista ni podía serlo, aunque Sánchez-Albornoz ha dicho bien claramente que el franquismo ha sido un mal menor al lado de lo que hubiera supuesto para España la victoria «(republicana», muchos de los hombres más calificados, más significados de la «intelligentsia» española, se desvincularon doloridamente de la República de sus amores ante el caos frente-populista, y lo que fue y prometía en caso de victoria la llamada «zona democrática»: la anarquía o la bolchevización.


Generación científica


Pese al clamor de que “Franco prohibió la Ciencia”, no es difícil darse cuenta de que un elemento importante en la ciencia es la comunicación y otro, la publicidad. Siendo la realización de ambos elementos inalcanzables para la ciencia –de la ya consabida época – fuera de la línea de los mandos de la izquierda, habrá que leer línea a línea:

Francesc Abel i Fabre

Francisco Abel Fabre (Badalona, 1933), es Doctor en Medicina y Cirugía, con especialidad en Obstetricia y Ginecología. Es también Licenciado en Teología y en Sociología y miembro de la Compañía de Jesús desde el año 1960. Fue ordenado sacerdote en 1967.

Salustio Alvarado Fernández

Fue presidente de la Real Sociedad Española de Historia Natural (1951) y uno de los seis presidentes honorarios de dicha institución (Ignacio Bolívar, Santiago Ramón y Cajal, José Mª Castellarnáu, Eduardo Hernández-Pacheco, Francisco Hernández-Pacheco y Salustio Alvarado).

El 3 de marzo de 1960 fue nombrado miembro de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en sustitución de Primitivo Hernández Sampelayo.

Manuel Ballester Boix

Barcelona, 1919) Químico español. Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Barcelona en 1944, obtuvo el doctorado en 1948 por la Universidad de Madrid. Un año después, se trasladó a la Universidad norteamericana de Harvard, donde permaneció hasta 1951 y en la que completó su formación como becario. Al concluir sus estudios en la Universidad de Barcelona se incorporó como investigador en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Francesc Esteve i Gálvez

Estudia en la Universidad de Barcelona, donde fue discípulo de Pere Bosch i Gimpera, y colabora con el Instituto de Estudios Catalanes. Durante la guerra civil española fue director del museo provincial de Castellón. En el 1943 ejerce de profesor de historia en el instituto de enseñanza secundaria de Tortosa, el 1954 en el de Amposta y el 1959 en el de Castellón de la Plana. En 1954 fue nombrado Comisario Local de Excavaciones Arqueológicas de Tortosa por parte de la Dirección General de Bellas Artes y se dedica a estudiar la prehistoria de las comarcas del norte de la Comunidad Valenciana y de sur de Cataluña.

Vicent Sos Baynat

Tomó parte en todos los trabajos de investigación del laboratorio de geología del Museo Nacional de Ciencias, y a principios del año 1950 comenzó a trabajar en Extremadura, donde dirigió, en calidad de geólogo, diversas minas de casiterita y wolframita. Recoge muestras, producto de sus estudios, que constituirán los fondos del hoy Museo de Geología de Extremadura, el cual cuenta con más de 10.000 ejemplares. En 1965 obtuvo el premio nacional otorgado por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid por su trabajo Geología y mineralogía de la Sierra de San Cristóbal de Logrosán de Cáceres.Publicó numerosas monografías y estudios sobre Villuercas, Montánchez, Sierra de San Cristóbal, y en especial su mineralogía. Entre sus estudios siempre ha estado presente la geología de Castellón.



Lo dicho, no hay peor ciego que el que no quiere ver.

2 comentarios:

Barandán dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Murgis dijo...

Gracias maestro, siempre a su disposición.