domingo, 25 de octubre de 2009

El Papa y los anglicanos: ¿obra del cardenal John Henry Newman?



El sitio web oficial para la causa de la canonización del cardenal Newman:

http://www.newmancause.co.uk/

Con una acción tan humilde como añadir esta dirección a nuestros sitios webs o pasarla entre familiares y amigos, pongamos nuestro granito de arena a la causa de beatificación de este hombre y al honor de todos los que nos enorgullecemos de llamarnos católicos.

Los anglicanos desafectos, -enfrentados con su iglesia respecto al clero femenino y el matrimonio entre homosexuales, -puede que se encuentren entre los primeros en aceptar de manos de su Santidad el Papa Benedicto, la oferta de unidad con la iglesia católica.

Entre ellos hay miembros de la Comunión Anglicana Tradicional (TAC), un grupo internacional de 16 iglesias que se escindieron de la Comunión Anglicana en 2.001, y se consideran primero cristianos, luego católicos y por último anglicanos.

Un número de periodistas han sugerido que el propio Newman podría pasar a ser el patrono de los nuevos ‘Ordinariates’– nombre que se le dio a ciertos grupos de anglicanos tras su recepción en la Iglesia. ¿Estarán las plegarias de nuestro cardenal favoreciendo de alguna manera este giro en los acontecimientos de la historia religiosa?

El 20 de Octubre del 2.009 el Vaticano notificó la nueva Constitución Apostólica del Santo Padre, que proveerá de medios a los grupos anglicanos con vistas a la admisión y comunión total con la Iglesia Católica. La Constitución Apostólica permitirá a estas comunidades que retengan parte de sus tradiciones litúrgicas, siempre y cuando acepten enteramente las enseñanzas de los Papas y de los Concilios Ecuménicos de la Iglesia.

El anuncio del Vaticano se ha relacionado en seguida con la próxima beatificación de John Henry Newman, quien se convirtió al Catolicismo en 1.845 tras años de introspección y reflexión sobre la naturaleza y misión de la Iglesia de Cristo.

¿Qué pensaría el propio Newman de este plan? Se sabe a ciencia cierta que creía que la Iglesia Católica era ‘el verdadero redil del Redentor”, y escribió en la Carta al Duque de Norfolk en 1.875 que: “Desde el día en que me hice católico hasta hoy, hace ya cerca de 30 años, no he tenido jamás un momento de recelo de que la comunión de Roma no sea la Iglesia que los apóstoles establecieron en Pentecostés.”

Sin embargo, esto es meramente una parte de una idea más amplia. Newman mantuvo una sustancial correspondencia en 1.876 con el converso Ambrose Phillipps de Lisle, en la que se trataba un plan a favor de una Iglesia Anglicana ‘uniate’, similar a las Iglesias de rito orientales en comunión con Roma. El plan, que recibió algo de apoyo por parte del cardenal Manning, el entonces Arzobispo de Westminster, había sido propuesto en un panfleto anónimo llamado ¿Cristianismo o Erastianismo? En él se argüía que la Iglesia Anglicana estaba a merced del estado británico, y si no era entrando en comunión con la Santa Sede, no habría procedimiento posible para impedir esta Iglesia “Erastiana”.

La posición inicial de Newman fue escéptica, por razones prácticas. Le escribió a de Lisle el 19 de Enero que era un “proyecto plausible”, pero que veía obstáculos, por ejemplo en las relaciones entre los grupos ex-anglicanos y el resto de la Iglesia Católica inglesa (“sería muy difícil evitar perpetuos enfrentamientos entre los dos cuerpos… Los sacerdotes romanos se quejarían de que la rica y espléndida Iglesia Anglicana en su misión estaba alejando al menos a la joven generación”). Para Newman, dependía básicamente del alcance que se podía esperar de dicho plan – si bastantes anglicanos entraran en la Iglesia Católica, merecería la pena. Pero Newman apuntó que entre anglo-católicos “me han dicho que pocos se sentirán inclinados a ello”.

Pero unos diez días después Newman le volvió a escribir a de Lisle: “Nada me regocijará más que encontrar que la Santa Sede considera segura y prometedora la autorización al plan que el panfleto sugiere”.

De hecho, el plan pronto fracasó, y en consecuencia se leyó a Lisle escribir que “claramente alguna poderosa influencia… se ha interpuesto”. En Mayo, Newman consoló a de Lisle haciéndole llegar pensamientos que él ya había expresado en su Apologia pro Vita Sua:
“Me inclino a pensar que debe haber algún propósito divino en ello. A menudo ha ocurrido que, en la historia sagrada y eclesiástica, una cosa es buena por sí misma, pero aún no es su momento… Y de esta forma me reconcilio con muchas, muchas cosas, y las pongo en las manos de Dios. Creer sin tapujos que la conversión de anglicanos puede que llegue a ser más sólida y más extensa, si se demora– y nuestro Señor conoce más que nosotros.”


La línea de Newman, por tanto, indicaba que los planes para una reunión de grupo se deberían dejar para el momento justo. ¿Cuándo sería idóneo? En su sermón de 1.873 ‘La Infidelidad del Futuro’, Newman había hecho mención a la influencia positiva de grupos no cristianos/católicos en tiempos modernos:
“Es obvio que, mientras varios cuerpos religiosos y sectas que nos rodean de acuerdo con el permiso de Dios, han hecho daño incalculable a la causa de la verdad católica en su oposición a nosotros, hasta la fecha nos ha sido de gran servicio al protegernos y resguardarnos de los ataques de aquellos que creyeron menos que ellos mismos o nada en absoluto”.


Sin embargo él siguió hasta vaticinar la presión creciente que la secularización y las fuerzas anti-cristianas traerían a estas tradiciones no-católicas: “en años por venir, mucho será si los cuerpos más alejados consiguieran defender sus propias profesiones dogmáticas”. Mientras, según Newman, "la Iglesia Católica rápidamente le guardaría rencor a tales desafíos”, y predijo que “con el paso del tiempo, cuando a cada uno de ellos le acaezca una crisis y un momento crucial, entonces se descubrirá que, su posición más que ser en cierto modo una defensa para nosotros, se encontrará en posesión del enemigo”.

Por lo tanto, Newman pronosticó un punto en el que la fragilidad de las tradiciones no católicas-cristianas, bajo los ataques del racionalismo y la falta de fe, sería señal de que el momento exacto había llegado para poner los planes en práctica y permitir a los cuerpos de tales cristianos entrar en comunión con la Iglesia Católica. Newman no subestimó los posibles peligros de este tipo de plan. Aceptó el gran significado de la conversión personal, como la suya, y que la dificultad ahí podría ser la de integrar al completo a los nuevos cuerpos en la vida de la Iglesia Católica.

No obstante, cuando, según Newman, llegara el momento para materializar tales iniciativas sería adecuado esperar que contribuyeran a avivar y purificar la conciencia cristiana en un mundo hostil, y acarrearan bendiciones sobre ambos lados, la Iglesia Católica y sobre aquellos que de esta manera entraron en comunión con ella.

3 comentarios:

Barandán dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Murgis dijo...

Pues preparese Maestro, que cuando se trata de Newman, siempre hay más de uno

Rufino Peinado dijo...

Excelente trabajo Murgis.