martes, 27 de octubre de 2009

Desmitificando a Alfonso X, el Sabio



Alfonso X el Sabio nunca fue rey de tolerancia cultural o religiosa, y así hubieran habido diez Alfonsos más, tampoco lo habrían sido.

Es significativo que en época de tan tolerante rey-y añádase progresivo-, se realizaran menciones y alusiones dedicadas con tan exiguo favor a los sarracenos, ángulo opuesto de nuestras creencias, protagonistas y vecinos de nuestra imposible concomitancia.


Cito a continuación al gran maestro Serafín Fanjul en su "Al-Andalus contra España"


Menciones que por lo frecuente no nos permiten detallar cada caso ni esbozar una lista exhaustiva, pero baste dejar sentada la correlación moros-robo-ganado-cautivos-destrucción-pánico. Es decir, guerra económica y psicológica a un mismo tiempo como nos documenta cumplidamente la misma crónica de Alfonso X:

"Eotrosí el Rey de Granada facía guerra la más fuerte que podía a los cristianos, e mandaba a los suyos que cuando más non pudiesen facer a sus enemigos, si non que les follasen la tierra, ca decía que gran parte de la guerra era en "aquí son los enemigos, o por aquí pasaron los enemigos"".

Como los musulmanes, sus oponentes, los cristianos, vivían la obsesión por los rituales externos y por el debido respeto a que son acreedores, así pues entre las ofensas graves que los moros pueden inferir a la Cristiandad se cuentan lances como el heroe Garcilaso en el romance "Cercada está Santa Fe":


Aqueste perro con befa en la cola de caballo, la sagrada Ave María llevaba, haciendo escarnio.



Acusación gratuita sin duda inventada por el juglar, seguramente lo sería la mayor parte de las similares dirigidas contra judíos y musulmanes coetáneos o las recíprocas, pero el amplio eco de las profanaciones de Cristos, Vírgenes, Niños, reliquias etc que encontramos referidas y diseminadas desde Berceo (Milagros) hasta Mármol o Hurtado de Mendoza (Guerra de las Alpujarrras), parece ser indicio de que no todo fue invención difamatoria,obligando a Alfonso X -un rey canonizado por nuestra actual y poco documentada progresía como arquetipo de tolerancia y adalid de las famosas tres culturas- a tomar cartas en el asunto estableciendo severas penas para quienes incurrieran en tales delitos, sin dejar resquicios ni cabos sueltos:

Que pena merecen los judíos o los moros que denostan a Dios o a Santa María o a los otros santos o facen algunos de los otros yerros sobredichos.

Algunos yerros son: escopir contra la cruz, nin contra el altar, nin contra alguna majestad que esté en alguna eglesia. Que los judíos y moros de nuestro señoría que ninguno dellos non sea osado de denostar a nuestro señor Jesucristo en ninguna manera que seer pueda, nin a Santa María su madre nin a ningunos de los otros Santos, qualquier que contra esto ficiere, escarmen tárgelo hemos en el cuerpo et en el haber segunt entendiéremos que lo merece por el yerro que ficiese.


Se centra la diatriba antimusulamana en la persona misma de Mahoma como cifra y bandera de cuanto de vituperable y vergonzoso veían los cristianos en el Islam y llevan a la práctica intelectuales lúcidos como Alfonso X y quienes para él trabajaban. Buenaventura de Siena nos aclara en la introducción a su versión al latín de "La Escala de Mahoma", obra que realizara por encargo del Sabio Rey: "con la finalidad de que los seguidores de Mahoma divulguen que atentan contra Cristo no menos los términos abusivos de Mahoma que los terminos ilusorios y, confrontada la verdad de su fe en el mismo Cristo, produzca más deleite que las mentiras".





En efecto la guerra ideológica una vez más adopta la norma de mejor conocer para mejor combatir y mejor dominar y en nuestra opinión este y no otro es el fundamento, en lo referente al Islam, de la magna obra histórica y literaria de Alfonso X y sus colaboradores, pues parece anacrónico revestirle de un prurito culturalista de comprensión ecuménica y obsesión por lo políticamente correcto ante otras razas y religiones, muy del gusto actual, pero cargado de conceptos e intenciones posteriores que difícilmente pudieron pasar por la mente del rey.
Escribe Alfonso el Sabio su obre histórica cuando ya el Islam de al-Andalus se haya en declive, el pensamiento político-militar dominante es la conciencia castellana de unidad nacional y la sociedad, bajo el control de clérigos y nobles, utiliza la literatura, en lengua romance, para difundir sus ideas y creencias, tanto políticas como religiosas. Alfonso X no podía aceptar la más mínima sinceridad religiosa en Mahoma, tanto por su fe cristiana -de la que, como rey, era garante, -como con su condición de monarca castellano y en cosecuencia heredero (según la legitimación histórico-ideologica de la época) del Reino Visigodo al cual había derribado los musulmanes. A un clima de relativa tolerancia -y fuerza es recalcar lo de relativa- como el reinante en el Toledo del siglo XIII, musulmanes y cristianos se soportaron pero no se entendieron y en este contexto hay que situar la visión de Alfonso X acerca del Islam y de Mahoma. El hecho de que Alfonso X fundara en Sevilla un Estudio y Escuela General de latín y árabe en el que había profesores musulmanes de medicina y ciencias no revela especial consideración de la cultura islámica sino un intento pragmático de utilización de ciertos conocimientos de quienes lo tenían, ¿o debemos suponer en EEUU un gran anhelo de la cultura alemana por haber usado a W. Von Brown o a tantos otros técnicos y científicos alemanes? Las mismas traducciones medievales del Corán en castellano, una de las cuales fue encargada por Alfonso X no significaba necesariamente una prueba de buena voluntad. Se hicieron con el fin de refutar el Islam con conocimiento de causa, como ocurrió, vg., con la del arcediano de Pamplona Roberto de Retinez (realizada en 1.143) que iba acompañada de un pequeño tratado de título "Summa brevis contra haereses et sectam Sarracenorum".

1 comentario:

Barandán dijo...
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